Primero deber, luego placer

La pandemia ha detonado una gran cantidad de trastornos emocionales negativos entre adultos, adolescentes y niños.

 

El estrés y la ansiedad son los más comunes. Quizá muchos factores son imposibles de cambiar, pero la adaptación y flexibilidad son esenciales para superar adversidades.

 

Nuestros hijos deben entender que es imposible que el medio ambiente se acomode a sus deseos y caprichos.

 

Este lunes pasado conviví con adolescentes de segundo y tercero de secundaria.

 

Les mostré una serie de emociones y les pregunté: «En este momento, ¿cuál es la emoción que sienten?». El 80 por ciento respondió que se sentían muy estresados y ansiosos.

 

Y les pregunté por qué. Me contestaron que tenían que hacer proyectos, tareas y estudiar para los exámenes de mañana y que no tenían tiempo para todo.

Les pregunté: «¿qué hicieron el fin de semana? ¿No se prepararon o realizaron sus tareas? Y su respuesta fue unísona: «Nos la pasamos con nuestros amigos, en reuniones, cine y cenas. El fin de semana es para descansar. Merecemos divertirnos después de estar en la escuela».

 

Les comenté que efectivamente es muy importante distraerse el fin de semana, sin embargo, pudieron dedicar una hora el viernes y dos horas el sábado y domingo para adelantar sus deberes y el resto del tiempo descansar. No fue muy bien recibida la sugerencia.

 

Prefieren no perder un segundo de placer y saturarse de presión emocional. Comentaron que sólo se vive una vez la adolescencia y si no la disfrutan ahora jamás la volverán a vivir.

 

El problema es que la adolescencia es la etapa más peligrosa de la vida, se toman las peores decisiones y se experimentan consecuencias que difícilmente podrán borrarse u olvidarse.

 

Las estadísticas no mienten: De cada 10 adultos con una adicción, como nicotina, alcohol, pornografía, apuestas o drogas, 9 la adquirieron en la adolescencia.

 

Esto no significa que no disfruten su pubertad sino que como en cada proceso de la vida hay que encontrar un equilibrio en las dimensiones académica, emocional, familiar, física, social, cognitiva, profesional y espiritual.

 

Los cuestioné sobre el uso de celular y pantalla en tiempo de ocio o recreativo. Respondieron que en promedio lo usan de 6 a 8 horas diarias. Afirman que el celular los distrae de sus tareas, pero es muy necesario para tener contacto con sus amigos a través de las redes sociales y videojuegos.

 

Declaran que es el único momento del día en que descansan y se relajan.

 

El problema es que el uso excesivo de la tecnología en vez de ayudar a mejorar la salud mental la empeora.

 

Es muy parecida a una adicción en la que al principio de su consumo hay un mejor sentimiento de bienestar y felicidad, pero al terminar su efecto se acentúan emociones negativas.

 

Ayudemos a nuestros hijos a cambiar sus prioridades para que el deber esté por encima del placer. Si ellos ponen en primer lugar satisfacer sus deseos y luego cumplir con sus responsabilidades, aumentará su presión, estrés y ansiedad.

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