¿Por qué no eres como tu hermana?

¿Cuántas veces hemos escuchado la frase «¿Por qué no eres como tu hermana?». Claro que hay muchas excepciones, pero en general podemos observar que las niñas son más responsables en sus obligaciones, tienen conductas sociales de mayor empatía y comunicación efectiva hacia los demás, responden más positivamente ante reglas y obediencia y, por supuesto, obtienen mejores calificaciones y premios en la escuela.

Esta diferencia se percibe más en la adolescencia. ¿Por qué? La respuesta no es fácil, ya que existen una gran cantidad de variables que debemos tomar en cuenta. Sin embargo, la neurociencia nos puede ayudar a entender.

La madurez cerebral es un factor determinante en el desarrollo de la personalidad de nuestros hijos. En un artículo publicado por la revista Cerebral Cortex por el Dr. Kaiser afirma: «Las conexiones cerebrales tienen un rol fundamental en el desarrollo de nuestro cerebro. El cerebro de la mujer tiene la peculiaridad de un mayor vínculo entre sus dos hemisferios y esto provoca que su cerebro madure más rápido que el de los hombres». Esta interconexión cerebral provoca en muchas mujeres que su cerebro madure más rápido que los hombres, sustancialmente durante la adolescencia.

Este hallazgo no es una justificación para tolerar las malas decisiones de nuestros hijos, sino para estar atentos sobre la causa biológica de su comportamiento e implementar estrategias o estilos parentales para ayudarlos a que elijan bien sus metas y conductas.

Richard V. Reeves publicó esta semana su libro Of Boy and Men en el que afirma que el hombre tiene hoy una alta predisposición al fracaso en los diferentes ámbitos como la escuela, trabajo y familia. La mujer, en cambio, tiene una gran progreso y empoderamiento en nuestra sociedad. No dice que las niñas son más inteligentes que los niños, sino que la estructura cerebral femenina está facilitando el éxito ante los nuevos retos del siglo 21.

Su madurez cerebral, especialmente en su lóbulo frontal, es quizás uno de los factores más importantes del éxito de la mujer. El lóbulo frontal se encuentra en la frente y tiene las funciones ejecutivas de controlar nuestros impulsos, planear y organizar nuestras metas y tomar buenas decisiones. En resumen, el lóbulo frontal se encarga de nuestra autorregulación. ¿Por qué la hermana cumple y el hermano no? La niña controla e inhibe mejor sus impulsos.

Definitivamente el niño y la niña deben tener los mismos derechos, pero no somos iguales. Los padres debemos actuar y reaccionar según la madurez de nuestros hijos. Probablemente el niño necesita más supervisión y firmeza en el cumplimento de sus deberes que la niña, especialmente en la adolescencia, donde a los 16 años existe la mayor diferencia o «gap» de madurez entre las niñas y niños.

A la siguiente vez que le queramos decir a nuestro hijo: «¿Por qué no eres como tu hermana?» debemos decirles: «Sé que tu cerebro no se desarrolla igual que el de tu hermana y por ello tendrás otras reglas».

En noviembre publicaremos el libro El hombre en retroceso, donde analizamos los nueve archienemigos que enfrentan nuestros hijos y cómo criarlos y educarlos para que puedan vencerlos.

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