El celular no es responsable

Hay muchos estudios que nos dicen que el aumento de la depresión, el estrés y la ansiedad entre los adolescentes y los jóvenes es debido al uso indebido de la tecnología. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes afirman que los teléfonos celulares, Instagram, TikTok y otras redes sociales no son los responsables del aumento de la ansiedad entre ellos.

En febrero del 2019, Pew Research Center publicó una encuesta que concluyó que siete de cada 10 adolescentes de 13 a 17 años ven la ansiedad y la depresión como un problema importante entre sus compañeros y amigos. Los adolescentes de hoy han tenido acceso a teléfonos inteligentes y redes sociales desde la infancia, por lo que parece lógico vincular un aumento en la ansiedad a nuestra creciente dependencia de la tecnología.

La tecnología nos ha cambiado la jerarquía de nuestro tiempo y atención. Para lograr el bienestar psicológico, los humanos necesitamos alimentos y descanso adecuados, pero también el apoyo social y emocional que proviene de la conexión humana. Cuando el tiempo frente a la pantalla se vuelve tan excesivo que absorbe toda la atención ante esas necesidades básicas de bienestar, esto se convierte en un impedimento para un funcionamiento saludable.

Como maestro de universitarios, interactúo en mis clases con ellos. Observo que muchos están ansiosos, no solamente por sus clases, sino por su vida y futuro. Cuando les pregunto si su ansiedad es causada por el tiempo frente a una pantalla, más del 80 por ciento me dice «No».

Un 18 por ciento comentó que estar conectado con un celular «evita tener relaciones humanas cara a cara y esto produce cierto miedo a la hora de socializar». Casi todos afirman que lo que les produce más ansiedad es obtener buenas calificaciones y sus relaciones sociales con los demás.

La presión de grupo y la «pertenencia» son las principales causas de la ansiedad entre los adolescentes porque, como seres humanos, siempre buscamos la conexión social. La exclusión o no aceptación de los amigos y compañeros produce una gran ansiedad. Definitivamente el uso del celular no produce ansiedad, sino que a través de este medio los adolescentes interactúan con sus pares y, dependiendo de su relación con ellos, pueden surgir estados de depresión, tristeza, rechazo, abandono, soledad y ansiedad.

Una chica de 14 años me comentó: «Maestro, tenía mi grupo de amigas desde primaria y, de repente, sin saber los motivos me bloquearon y sacaron del Instagram, Snapchat y WhatsApp. Me sentí completamente aislada y triste. A la semana siguiente, a otra amiga del grupo la dejaron fuera del grupo y pasó el fin de semana sola».

Esta dinámica siempre ha existido para intimidar o chantajear a los otros. Antes usábamos los teléfonos fijos de casa o recados escritos a mano para transmitir el mensaje. Hoy en día utilizan redes sociales en sus celulares. Lo importante no es el tiempo de exposición de pantalla sino que muchos adolescentes no son capaces de detectar la causa de estrés y tienen expectativas muy altas con respecto a ellos mismos y los demás. Cuando el adolescente se siente escuchado y canaliza saludablemente su ansiedad, cambiará drásticamente su salud mental.

Quitar el uso de tecnología no resolverá el problema. Debemos centrarnos en los desafíos que enfrentan y apoyarlos en desarrollar habilidades sociales y cognitivas para lidiar la presión de grupo y de la escuela. Su única petición a nosotros los adultos es comenzar a escuchar lo que dicen, tanto en línea como fuera de línea.

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