Estamos a pocos días de iniciar otro año nuevo y por consecuencia surgen propósitos a cumplir.
Existen una gran cantidad de intenciones como bajar de peso, terminar una carrera profesional, buscar mayores ingresos económicos o pasar más tiempo en familia y, aunque la mayoría busca mayor éxito y felicidad en sus vidas, ¿sabemos cuál es la verdadera felicidad?
Por décadas, psicólogos sociales han buscado las raíces de la felicidad. Existen varias aportaciones de la ciencia que nos dice que la felicidad es un 40 por ciento genético o herencia de nuestros antepasados, 10 por ciento del ambiente o situaciones que experimentas y un 50 por ciento de los hábitos o decisiones de vida. Esto significa que tenemos en nuestras manos nuestra felicidad.
Comprendo que en los últimos meses es más complicado ser personas felices ante el aislamiento físico y social por la pandemia. Terapeutas y psicólogos clínicos nos advierten del incremento de trastornos emocionales como depresión, ansiedad, problemas de atención, sentimientos de soledad, estrés y pensamientos suicidas en una gran parte de adolescentes y jóvenes.
Los expertos en psicología positiva y felicidad nos dicen que la felicidad se asocia a la novedad, relaciones sociales y afectivas positivas, experiencias divertidas. También, a ser agradecidos, bondadosos y serviciales, meditar, hacer ejercicio físico, dormir un promedio de ocho horas, vivir en el momento y evitar pensamientos rumiantes tóxicos del pasado o negativos del futuro. Cuentan más los logros significativos en la escuela, trabajo y vida, así como mantener un sentido trascendental y espiritual.
Considero que vivir con propósito y utilizar los talentos para lograrlo es la clave de la felicidad. La felicidad no es un estado emocional constante. Muchas veces en el proceso para ser feliz tendremos que experimentar eventos adversos para lograrla. ¿Cuántos de nuestros hijos odian la escuela o el trabajo? Sin embargo, en su graduación olvidan todos sus tropiezos y centran su felicidad en el logro. Ser felices tiene grandes beneficios a nuestra salud física y mental. Las personas felices viven más años, tienen mayor bienestar en sus vidas, viven con mayor energía, motivación y creatividad que los menos felices.
La investigación nos revela que la verdadera felicidad es la satisfacción de tener logros significativos en lo social, profesional, físico, intelectual, familiar, escolar, laboral, emocional y personal.Tener un buen propósito de vida nos ayuda a tomar buenas decisiones en los diferentes ámbitos. Un sentido de vida nos permite definir metas que nos servirán para motivarnos y buscar los mejores recursos para lograrlas.
Tener buenos propósitos para vivir reducirá problemas como la procrastinación, mayores capacidades para adaptarse y nos impulsará a perseverar a pesar de las dificultades y fracasos. Y para terminar, los propósitos de vida disminuyen los niveles de estrés, ansiedad y producen una gran satisfacción y felicidad en la vida.