Aristóteles, filósofo y gran pensador griego, expresó la siguiente máxima: “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, es un hábito.” Tenía mucha razón. La podemos aplicar a cada momento de nuestra vida como el deporte, la escuela, el trabajo, la familia, etc. La repetición de una acción nos lleva a la formación de hábitos para alcanzar nuestro máximo potencial en nuestras vidas. Sin embargo, no todos los hábitos tienen un impacto positivo. Hay rutinas o malos hábitos que nos pueden llevar a nuestra destrucción o miseria.
1. Egoísmo. El mundo está lleno de personas que solamente piensan en ellos mismos. Acostumbran a ser muy demandantes y se centran solamente en satisfacer sus necesidades. Los estudios psicológicos son claros en sus conclusiones: Las personas que están obsesionadas en sus deseos son menos felices que los que centran su atención en el servicio y empatía hacia los demás. El antídoto es aprender ver a los demás y buscar cómo proyectar nuestro ser y ayuda en el otro.
2. Procrastinación. Siempre hay razones para no hacer las cosas o esperar para no cumplir con alguna tarea. Sin embargo, en la vida lo único que cuenta son nuestras acciones y no razones o justificaciones para no hacerlas. Las personas que no realizan sus labores son menos felices. Para combatirlo necesitamos realizar un horario y rutinas para convertir al trabajo en una actividad prioritaria.
3. Adicciones. Cuando una persona se convierte en un adicto, será esclavo de sus impulsos y deseos para toda su vida. Una persona adicta siempre pondrá su dependencia por arriba de cualquier otra necesidad. Alguien adicto al trabajo pondrá por debajo las necesidades de su esposa. Otra adicta a los videojuegos abandonará el crecimiento y desarrollo intelectual y físico. Las cosas hay que hacerlas con moderación o evitarlas cuando el riesgo de dependencia sea grande.
4. Culpar a los demás. A través de mis años de experiencia, observo con tristeza que muchas personas se estancan en sus vidas sintiéndose víctimas, responsabilizando a los demás de sus errores o malas decisiones. El Dr. Albert Ellis, psicoterapeuta americano, afirma que “los mejores años de tu vida son aquellos en los que decidas que tus problemas son sólo tuyos. No es culpa de tu madre, la ecología, o el presidente. Uno se da cuenta de así del control de su propio destino.” Muchas personas que presentan cuadros de soledad, tristeza y depresión acostumbran a señalar a los demás como culpables de sus desgracias, cuando la mayoría de las veces ellos mismos son los responsables.
5. Camino fácil. No siempre tomar el camino fácil en nuestras vidas es lo correcto. No esperemos que nuestros hijos crezcan fuertes en su carácter y voluntad cuando evitan o abandonan actividades que requieren sacrificio, persistencia y trabajo duro. Observo en mis clases de la universidad cuando los alumnos se les da la oportunidad de elegir un proyecto de clase, generalmente me preguntan “maestro, ¿cuál es el más fácil?” Mi respuesta es que elijan el tema que más les apasione y deseen aprender. Sin embargo, casi siempre escogen el camino fácil. Eligen el trabajo que van a invertir poco tiempo, estudio y esfuerzo. Acostumbremos a nuestros hijos que elijan lo que sea mejor para ellos y no lo fácil, ya que, limitarán su crecimiento en tener una vida sencilla, pero sin desarrollo.