Verano sin estrés

Hay muchos papás que creen que las vacaciones no son solamente para descansar, sino una oportunidad para que los hijos se nivelen académicamente si van retrasados o acelerarlos para que tengan mejores habilidades.

Un ejemplo son las clases de verano de prepa o universidad que en semanas cubren el «aprendizaje» de todo un semestre. Son clases intensivas de tres a cinco horas diarias para repasar el contenido del semestre. Es común escuchar a los estudiantes decir: «Las materias más difíciles las dejo para verano, ya que la exigencia es mucho menor».

Muchos padres tienen esa mentalidad y empujan a sus hijos a aprender cosas nuevas en forma acelerada durante el verano. Es fácil pensar así, pero ¿qué sucede cuando los niños son empujados a aprender habilidades e información todo el tiempo?

Cuando los niños están siempre en modo de aprendizaje trabajan al límite de su capacidad. Se necesita mucho esfuerzo mental para aprender cosas cada día. Pregunte a cualquier adulto: ¿qué pasaría si fuéramos a trabajar y, en vez de hacer el trabajo en el que hemos ganado competencia, se nos pidiera aprender cosas a cada momento de cada día? Nos sentiríamos cansados, nos gustaría tener la oportunidad de relajarnos. Ni siquiera como adultos nos sentiríamos cómodos trabajando en el límite superior de nuestra capacidad cada hora.

Los niños no son diferentes: necesitan tiempo para asimilar y usar sus habilidades. Su hijo puede necesitar el tiempo en verano para practicar sus habilidades en su zona de confort y desarrollar fluidez y confianza. Luego, cuando llegue el otoño, o cualquier nuevo aprendizaje, estarán listos para el desafío como un bienvenido descanso de las habilidades de «rutina».

Los niños necesitan tiempo para dar un paso atrás y avanzar. Necesitan tiempo para dominar el aprendizaje.

¿Cómo se puede dar a los hijos el espacio para la diversión y el aprendizaje? El verano es el momento perfecto para una combinación de tiempo no estructurado (lejos de las pantallas) y proyectos divertidos.

Algunas actividades académicas que son divertidas y que se pueden hacer dentro del núcleo del nivel de habilidad de sus hijos son manualidades, lectura divertida, experimentos, arte y música, búsqueda del tesoro, juegos de cartas y proyectos como hacer volcanes con vinagre, colores vegetales y bicarbonato. Otras son ajedrez, crucigramas, sudoku, rompecabezas y adivinanzas.

Estas actividades ayudan a los niños a desarrollar sus competencias básicas y les dan el espacio mental para adquirir habilidades mientras se divierten. Mucho del desarrollo mental ocurre mientras los niños están haciendo «otras cosas» como jugar, cocinar, soñar despierto y leer. Promovamos esto para darles a nuestros hijos un verano sin estrés y muy enriquecedor.

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