El domingo pasado tuvimos la oportunidad de dar dosconferencias en el Primer Congreso Internacional de Padresorganizado por Guadalupe Radio en Los Ángeles, California. Al final de las conferencias se me acercó una chica de 14 años y me dijo: “Maestro, ¿qué puedo hacer? Soy la más fea de mis compañeras y amigas. Nunca recibo un like en mis redes sociales. He tenido depresión y he intentado suicidarme 2 veces con pastillas. Me siento muy triste porque no soy popular y ningún muchacho me invita a salir.” Al preguntarle el por qué se siente fea, contestó: “Soy gorda, mi cabello es negro y chino, tengo cara redonda, soy chaparra y mi color de piel no me ayuda. Mis compañeras se burlan de mí y los muchachos se ríen a mis espaldas.” Le pregunté que si era buena estudiante y me dijo que es primer lugar de su generación y además, sus maestros y directora la ponen como ejemplo en la escuela ya que ha ganado varias competencias académicas a nivel estatal. Siempre está dispuesta para ayudar algún compañero con problemas académicos. Pude notar que es una gran hija, compañera y amiga. Muy noble y su misión más importante en su vida es poner todos sus talentos al servicio de los demás. Su meta es ser maestra de preescolar y primaria para ayudar a los niños tener éxito en sus estudios y hacerlos grandes profesionistas. Tiene muy claro su sentido de vida y está dispuesta a poner todo su esfuerzo a lograrlo, a pesar de su corta edad. La convencí de que la verdadera belleza está en su interior. Toda mujer es hermosa. Hay que tener mucho cuidado con nuestras hijas en el uso de las redes sociales. Poco más del 80% de las adolescentes no les gusta alguna parte de su cuerpo y les gustaría cambiarlo. Esto es causa de un gran problema de baja autoestima, ansiedad, depresión y hasta pensamientos suicidas entre nuestras adolescentes. Entre más tiempo están expuestas en redes sociales, es mayor su riesgo de menospreciarse ellas mismas y de experimentar problemas emocionales y de salud mental. Muchas mamás pueden confundir el mensaje con sus hijas de tener un buen cuerpo por salud que convertirlas en reinas de belleza. Platicando con varios médicos cirujanos plásticos comentaban el incremento de operaciones estéticas en adolescentes menores de 15 años ante cualquier pequeña imperfección física. Los padres buscan la perfección física en sus hijas, pero sus corazones y cerebros ¿cuándo los formaremos?
La imagen corporal es nuestro cascarón de presentación hacia los demás, pero nunca reflejará nuestra verdadera personalidad. ¿Cuántas “Barbies” vemos en nuestra vida? Quizás miles. Perfectas en su cuerpo, pero vacías en su interior. Eduquemos a nuestras hijas que es importante cuidar el casarón porque es lo que nos va a sostener en nuestra vida, pero no hacerlas obsesivas. El verdadero valor de una persona está en sus pensamientos, sentimientos y acciones. Si la adolescente solamente valora su imagen corporal será esclava toda su vida de su cuerpo porque nunca encontrar su perfección.
Familia21
Sección Vida
Periódico El Norte