La mayoría de nosotros tenemos un gran objetivo en la vida: ser felices. Pero la pregunta es ¿cómo lograrlo? Podemos aprender mucho sobre cómo ser feliz observando cuidadosamente lo que hace infeliz a la gente. Específicamente, hay un conjunto de hábitos en los que las personas infelices tienden a atascarse, y estos mismos hábitos generalmente están ausentes entre las personas consistentemente felices. Por supuesto, a menudo hay causas biológicas y ambientales de infelicidad crónica. Pero como investigador e inquisidor, mi trabajo es principalmente buscar los comportamientos que conducen tanto al sufrimiento emocional como al bienestar.
A continuación, mencionaré cuatro hábitos en los que las personas infelices se quedan atrapadas. Si quieres ser más feliz, dejar ir éstos es un buen lugar para empezar:
1. Preocuparse por cosas que no puedes controlar. Nunca seremos felices si estamos constantemente preocupados por el futuro y viviendo en el pasado. Los seres humanos estamos conectados para el control. Intentar controlar cosas que no podemos controlar es una receta para la miseria. Obviamente, no podemos controlar el pasado. Y aunque tenemos influencia sobre el futuro, es mucho menos predecible o seguro de lo que nos gustaría creer. Entonces, ¿por qué pensamos en el pasado y nos preocupamos por el futuro a pesar de que conduce a tanto estrés, ansiedad e infelicidad?
La preocupación nos da la ilusión de control. Desafortunadamente, la preocupación también conduce a un profundo estrés y ansiedad. ¿Qué hacer? Debemos estar dispuestos a tolerar la impotencia cuando deseas el control. Vivir en la incertidumbre cuando quieres saber las cosas con seguridad. Dispuestos a aceptar que cosas malas pasarán y que a menudo no hay mucho que puedas hacer al respecto.
2. Juzgarse a sí mismo después de cometer errores. Es difícil ser feliz cuando te criticas constantemente. En mi consulta privada comento: “Si hablaras con otras personas de la forma en que hablas contigo mismo, no tendrías amigos, no tendrías trabajo y probablemente estarías viviendo en una celda de prisión”. Uno de los peores hábitos en los que la gente infeliz se involucra es la conversación negativa y, como resultado, constantemente se sienten mal consigo mismos. El consejo es trátate como tratarías a un buen amigo. Deja el hábito de autocriticarte y encontrarás que no sólo eres mucho más feliz, ¡sino tan productivo como siempre!
3. Aferrarse a las expectativas. Similar a cómo la preocupación nos da la ilusión de control sobre nuestro pasado y futuro, las expectativas rígidas nos dan la ilusión de control e influencia sobre otras personas. A todos nos gusta convencernos de que tener altas expectativas para las personas es algo bueno porque nos anima a madurar y esforzarse por cosas más grandes y mejores. Pero inventar historias en tu cabeza sobre lo que otras personas deberían hacer y luego decepcionarse y frustrarse cuando no logran vivir a la altura de tu historia perfectamente elaborada, es una trampa para una decepción aún mayor. El problema es que no puedes controlar a otras personas, ni siquiera para mejor. Te invito a evitar exigir perfección y céntrate en expectativas reales: “Cuando dejas de esperar que la gente sea perfecta, te pueden gustar por lo que son”.
4. Posponer tus valores. Una de las características más comunes de las personas crónicamente infelices es que nunca parecen hacer las cosas que dicen que quieren: “Dicen que quieren empezar a hacer más ejercicio, pero siempre parecen distraerse con Netflix, el trabajo o los videojuegos”. “Dicen que la familia es lo más importante, pero habitualmente trabajan largas horas en la oficina y viajan los fines de semana”. Por supuesto, todos nos distraemos a veces. Todos dejamos que los impulsos se interpongan en el camino de los objetivos de vez en cuando. Todos posponemos las cosas a pesar de saber que sería mejor hacerlo ahora. Pero cuando la dilación es un patrón consistente en tu vida −cuando habitualmente dices que valoras algo, pero nunca haces tiempo para ello− es un signo de problemas más profundos.
Entonces, ¿qué puedo hacer? Uno de los cuales es sutil pero poderoso: “Despertarte 30 minutos temprano cada mañana para trabajar en escribir esa novela con la que siempre has soñado”. Y cuando constantemente nos distraen de las cosas que más importan en la vida −nuestros valores y aspiraciones− tendemos a ser infelices. Hay que empezar a hacer un esfuerzo consciente para aclarar cuáles son tus valores más importantes y luego priorizarlos, la felicidad seguirá: “El que tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo”.