Ya iniciamos clases y nuestros hijos asisten a la escuela para adquirir conocimientos, habilidades y aptitudes para la sobrevivencia de la vida. Sin embargo, algunos papás no entienden que, para que su hijo sea capaz de desarrollar todas sus capacidades, es necesario «soltarlo un poco» y que experimente pequeñas adversidades para su madurez e independencia.
En esta semana recibí una gran cantidad de mensajes de directores y maestros de educación básica expresando su preocupación por la gran sobreprotección de los padres hacia sus hijos: «Maestro, una mamá llegó el primer día de clases exigiendo que a su hija de segundo de primaria la cambie de salón, ya que sus amiguitas tocaron en otro. Nos amenazó que, si no lo hacíamos, la cambiaría de colegio».
La crianza sobreprotectora tiene algunos efectos devastadores para el individuo en su crecimiento emocional, desarrollo de identidad, autoestima y en sus relaciones sociales.
El Pew Research Center publicó este mayo un estudio titulado «Young adults in the U.S. are less likely than those in most of Europe to live in their parent’s home», que afirma que más de la tercera parte de los jóvenes adultos, de 18 a 34 años en Europa, viven todavía con sus padres. Antes existía en las familias el problema del «nido vacío», ya que los padres quedaban solos, pero ahora el problema es «el nido todavía lleno», porque los hijos adultos se quedan perpetuamente en casa.
¿Qué es una educación sobreprotectora? Como sugiere la palabra, hay una connotación negativa inmediata por el prefijo «sobre». Implica que la protección es exagerada, y todo lo que es exagerado puede tener efectos negativos. Los padres sobreprotectores o «helicóptero» (concepto americano) quieren asegurarse de que sus hijos no sufran daños físicos o emocionales al sufrir alguna experiencia negativa, rechazo, fracaso o decepción.
¿Cuáles pueden ser algunas implicaciones de la crianza sobreprotectora para los niños adultos?
1. Baja autoestima y trabajo propio. Suena bastante paradójico y, seguramente es exactamente lo contrario de lo que estos padres pretendían. Sin embargo, es cierto: los niños adultos de hogares sobreprotectores tienen baja autoestima y autoestima, y pueden carecer de la resiliencia y la confianza que son esenciales para enfrentar el mundo.
2. Propenso a la ansiedad y la depresión. Ante todo tiene miedo, el hijo siempre espera el apoyo y aprobación de sus padres, creando inseguridad y ansiedad al salir de su zona de confort.
3. Tendencia a complacer a todos. Los padres sobreprotectores valoran la dependencia más que la autonomía, y eso puede crear adultos inseguros que siempre tienen que asegurarse de que otros los quieran y validen, antes de que puedan tomar sus propias decisiones.
La crianza sobreprotectora tiene algunos efectos devastadores para el individuo en múltiples niveles: crecimiento emocional, desarrollo de una identidad sana y un sentido de sí mismo, autoestima y relaciones sociales.
Los padres que son sobreprotectores sobrepasan los límites emocionales de sus hijos al ejercer control sobre ellos por «amor genuino». Sin embargo, se teoriza que el hambre emocional, y no el amor genuino, guía las acciones de tales padres, ya que el amor se trata de alentar el crecimiento, y la sobreprotección impide el crecimiento emocional en muchos niveles diferentes.
familia21@elnorte.comPadres sobreprotectores
Ya iniciamos clases y nuestros hijos asisten a la escuela para adquirir conocimientos, habilidades y aptitudes para la sobrevivencia de la vida. Sin embargo, algunos papás no entienden que, para que su hijo sea capaz de desarrollar todas sus capacidades, es necesario «soltarlo un poco» y que experimente pequeñas adversidades para su madurez e independencia.
En esta semana recibí una gran cantidad de mensajes de directores y maestros de educación básica expresando su preocupación por la gran sobreprotección de los padres hacia sus hijos: «Maestro, una mamá llegó el primer día de clases exigiendo que a su hija de segundo de primaria la cambie de salón, ya que sus amiguitas tocaron en otro. Nos amenazó que, si no lo hacíamos, la cambiaría de colegio».
La crianza sobreprotectora tiene algunos efectos devastadores para el individuo en su crecimiento emocional, desarrollo de identidad, autoestima y en sus relaciones sociales.
El Pew Research Center publicó este mayo un estudio titulado «Young adults in the U.S. are less likely than those in most of Europe to live in their parent’s home», que afirma que más de la tercera parte de los jóvenes adultos, de 18 a 34 años en Europa, viven todavía con sus padres. Antes existía en las familias el problema del «nido vacío», ya que los padres quedaban solos, pero ahora el problema es «el nido todavía lleno», porque los hijos adultos se quedan perpetuamente en casa.
¿Qué es una educación sobreprotectora? Como sugiere la palabra, hay una connotación negativa inmediata por el prefijo «sobre». Implica que la protección es exagerada, y todo lo que es exagerado puede tener efectos negativos. Los padres sobreprotectores o «helicóptero» (concepto americano) quieren asegurarse de que sus hijos no sufran daños físicos o emocionales al sufrir alguna experiencia negativa, rechazo, fracaso o decepción.
¿Cuáles pueden ser algunas implicaciones de la crianza sobreprotectora para los niños adultos?
1. Baja autoestima y trabajo propio. Suena bastante paradójico y, seguramente es exactamente lo contrario de lo que estos padres pretendían. Sin embargo, es cierto: los niños adultos de hogares sobreprotectores tienen baja autoestima y autoestima, y pueden carecer de la resiliencia y la confianza que son esenciales para enfrentar el mundo.
2. Propenso a la ansiedad y la depresión. Ante todo tiene miedo, el hijo siempre espera el apoyo y aprobación de sus padres, creando inseguridad y ansiedad al salir de su zona de confort.
3. Tendencia a complacer a todos. Los padres sobreprotectores valoran la dependencia más que la autonomía, y eso puede crear adultos inseguros que siempre tienen que asegurarse de que otros los quieran y validen, antes de que puedan tomar sus propias decisiones.
La crianza sobreprotectora tiene algunos efectos devastadores para el individuo en múltiples niveles: crecimiento emocional, desarrollo de una identidad sana y un sentido de sí mismo, autoestima y relaciones sociales.
Los padres que son sobreprotectores sobrepasan los límites emocionales de sus hijos al ejercer control sobre ellos por «amor genuino». Sin embargo, se teoriza que el hambre emocional, y no el amor genuino, guía las acciones de tales padres, ya que el amor se trata de alentar el crecimiento, y la sobreprotección impide el crecimiento emocional en muchos niveles diferentes.