México, como el resto del mundo, enfrenta un aumento de suicidios en adolescentes.
Según Lorena López, directora de Gestión de Servicios Psiquiátricos de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, hubo un incremento del 20 por ciento en los últimos cuatro años. Es alarmante la tasa de suicidios en adolescentes entre 13 y 17 años, siendo la segunda causa de muertes en este periodo.
Estamos sufriendo un fenómeno de conducta suicida en población adolescente de 16 a 19 años, ¿por qué? Entiendo que la adolescencia es una etapa de cambios físicos, cognitivos y emocionales que provocan desequilibrio en la personalidad de adolescentes, pero también la adolescencia es una de las etapas más maravillosas.
Solamente recordemos los períodos que disfrutamos más y les apuesto que sería la prepa y la secundaria. ¿Qué sucede con esta generación de adolescentes y jóvenes? Según el Reporte Mundial Anual sobre la Felicidad, el grupo social menos feliz es el que integran menores de 30 años.
Estoy impactado con la noticia que recibí hace dos semanas: un chico de 16 años que cursaba primero de prepa en Sonora decidió terminar con su vida. ¿Cómo es posible esto?
Las investigaciones muestran que las tasas de suicidio juvenil aumentaron durante la pandemia. Más de 5 mil 500 jóvenes murieron por suicidio durante los primeros 10 meses en Estados Unidos, cifra superior al número previsto de muertes de jóvenes por suicidio si no se hubiera producido la pandemia.
Y si a esta experiencia le agregamos que los adolescentes experimentan cambios que, sumados con estrés, miedo, confusión y desesperanza, pueden hacer que algunos se sientan superados y vean el suicidio como su única opción.
¿Cuáles son algunas señales de alerta? Cambios en la conducta alimentaria y del sueño, consumo de alcohol y drogas, alejamiento de amigos y familiares, descuido de la apariencia personal, falta de respuesta a los elogios, irritabilidad, tristeza, publicaciones en redes que sugieren aislamiento o depresión, y hablar de planes para morir por suicidio o autolesión.
¿Cómo es posible que no podamos ver y escuchar sus palabras y actitudes? Hace años tuve un alumno que mostraba un gran pesimismo. Traté de hablar con su familia para que recibiera ayuda, pero sus papás estaban negados a que su hijo estaba sufriendo. Me decían que eso era normal y que se le iba a pasar. Hablé con él para ayudarlo, le recomendé que hablara con sus papás para buscar una ayuda profesional, pero nunca lo hizo.
Desafortunadamente en unas vacaciones se quitó la vida en el hotel.
Papás: eduquemos hijos más fuertes para que sean capaces de soportar la presión social y académica. Son muy vulnerables e incapaces para enfrentar estrés y frustraciones. Nos necesitan a su lado para recibir nuestro apoyo y amor.