Navidad es quizás una de las celebraciones más importantes de los mexicanos y el mejor motivo para reunirse en familia, compartir regalos, celebrar la fe y vivir con alegría este momento, pero no siempre es así.
Para aquellos que hemos perdido a un ser querido, la Navidad puede intensificar sentimientos de dolor y tristeza. Muchos otros experimentamos sentimientos de aislamiento o presión financiera que hacen esta temporada una época del año muy estresante. ¿Cuántos de nosotros nos estresamos por encontrar el regalo «perfecto»?
¿Cuántos de nosotros vivimos momentos de una gran felicidad colaborando en la cena de Navidad con nuestros abuelos o padres? ¿Cuántos de nosotros recordamos con gran nostalgia la convivencia de toda la familia cuando éramos pequeños? ¿Y cuántos de nosotros nos da tristeza que esos momentos nunca regresarán?
¿Por qué la Navidad nos puede provocar depresión y tristeza? Algunos de nosotros estamos muy preocupados en qué regalos obsequiaremos y ponemos gran énfasis en que nuestras actividades sociales sean «perfectas». Otros tienen una gran presión por el gasto económico y el aumento de deudas en las tarjetas de crédito.
A algunos les produce ansiedad por las expectativas de reuniones sociales con familiares, amigos y compañeros que preferirían no pasar tiempo y temen por sus reacciones. Y, por último, muchas personas se sienten muy solas en Navidad porque han sufrido la pérdida de seres queridos o de sus trabajos. Tienen sentimientos de añoranza porque no podrán vivir esos momentos o sentimientos de culpa por conductas groseras hacia un ser querido que ya no estará.
Afortunadamente hay ciertos pasos que se pueden tomar para controlar el estrés y la ansiedad durante el período festivo:
1 Límites económicos. Es importante identificar lo que está causando estrés financiero. Comprar regalos y asistir a posadas puede ser costoso. Podemos sugerir a la familia sólo comparar regalos para los niños y organizar «Amigo o Familiar Secreto» para que los adultos solamente recibamos un regalo.
2 Dejar los conflictos familiares a un lado. No toda reunión familiar esta libre de tensión. Las familias divididas pueden contribuir a la ansiedad navideña y no debemos utilizar a los niños como armas para atacar a la familia y especialmente a los abuelos. Piense en la Navidad como un día para los niños y concéntrese en permitir su felicidad dejando las diferencias para después. Que esta fiesta no sea el momento para mencionar o solucionar los conflictos.
3 Evitar la soledad. Conectarse con amigos y familiares aun cuando la distancia nos separe. Podemos mantenernos conectados con los seres queridos a través de la pantalla y teléfono.
4 La nostalgia es normal. Si la Navidad me trae recuerdos y momentos familiares que ya no se van a repetir es normal que surja la tristeza y melancolía. Todos deseamos que la familia con bisabuelos, abuelos, padres, esposos, hijos, padres, hermanos, primos y sobrinos siga presente en cada Navidad. El dolor nos puede invadir por no poder convivir con ellos nuevamente, disfrutar la cena tradicional y los juegos que nos unían y divertían y el intercambio de regalos.
¿Qué podemos hacer? Una idea es tratar de replicar algo que la otra persona hacía con mucho cariño para nosotros, por ejemplo, un platillo, un postre, un adorno, una dinámica, un regalo, un juego o una oración.
Recuerdo con mucho cariño que, de pequeño, mis abuelos acostumbraban jugar lotería con frijoles y se ponía en el banco 5 centavos por tabla o la abuelita de mi esposa preparaba deliciosos panqués. ¿Por qué no recordarlos nuevamente?
Probablemente no tenga la misma sazón, pero es una forma de agradecerles y que los nietos puedan mantener las tradiciones e identidad familiar.