Hace algunas semanas, llegó a consulta un niño de 10 años con un cuadro muy fuerte de estrés y ansiedad.
Le pregunté cómo era su horario semanal:
«Me levanto de lunes a viernes a las 6 de la mañana. Voy a la escuela. Regreso a casa a las 3 de la tarde y como rápidamente, ya que a las 4 y media inicia mi entrenamiento de futbol, que acaba a las 6 y media, tres veces a la semana. Salgo corriendo ya que a las 7 tengo mi clase de tenis.
«Los otros días que no tengo clases de deporte, tengo asesoría de Matemáticas ya que no me va bien. Generalmente llego a casa a las 8 y media de la noche, ceno y me pongo hacer la tarea y la termino entre 10 y media y las 11. Los sábados por la mañana tengo mis juegos de futbol y por la tarde mis torneos de tenis».
El horario de este niño es peor que el de un ejecutivo. Su agenda está completamente llena. Cuando los niños se ven obligados a inscribirse en demasiadas actividades extracurriculares, pueden sentirse abrumados y es probable que sufran estrés.
Pueden presentar cuadros de ansiedad ante la incapacidad de realizar o terminar actividades importantes en su vida por el exceso de compromisos tras el horario escolar.
A muchos papás les preocupa que sus hijos en su tiempo libre se conecten a sus celulares y tabletas todas las tardes y noches.
Sin embargo, los niños con demasiadas actividades extracurriculares pueden causar un estrés significativo. Y este estrés del hijo se verá reflejado en los padres.
Un estudio realizado por la Dra. Sharon Wheeler sugiere que el estrés que usted experimenta puede ser causado por el exceso de horario de su hijo y por la presión que sufre el niño por parte de sus compañeros.
En el 2018, la Dra. Wheeler publicó un estudio en la revista Sport, Education and Society de Taylor & Francis, que revela lo importante que es el papel que juegan las actividades extracurriculares, como las clases de música y los clubes deportivos, en la vida familiar.
Sin embargo, descubrió en Inglaterra que la mayoría de los niños, el 88 por ciento, participaba en actividades organizadas cuatro o cinco días a la semana, y el 58 por ciento hacía más de una por la noche.
En consecuencia, los miembros de las familias pasaban menos tiempo de calidad juntos, y representaba mayor gasto económico y disminución de la energía de los padres.
Los padres esperan que tales actividades beneficien a sus hijos tanto a corto plazo (manteniéndolos en forma y saludables, y ayudándolos a desarrollar grupos de amistad) como a largo plazo (al mejorar sus perspectivas laborales).
A muchos papás los hace sentir que son «buenos padres».
Si bien los niños pueden experimentar algunos de estos beneficios, un programa de actividades organizado y ocupado puede ejercer una presión considerable sobre los recursos de los padres y las relaciones de las familias, además de dañar potencialmente el desarrollo y el bienestar de los niños.
Aconsejo a los padres que tengan cuidado de no exagerar.
Los niños necesitan tiempo para aburrirse, descansar, jugar y pasar tiempo de calidad con los amigos.
Las actividades extracurriculares pueden ser una excelente manera para que sus hijos se involucren, aprendan sobre sus pasiones y desarrollen un sentido de pertenencia como clases de baile, futbol, natación, oratoria, matemáticas o taekwondo.
Hay varios estudios que nos indican que las actividades extracurriculares pueden beneficiar el desempeño académico, el desarrollo social y emocional y la salud a largo plazo.
La Universidad de Texas A&M realizó un estudio encontrando que los estudiantes que participaron en actividades extracurriculares obtuvieron mejores calificaciones.
Además, los estudiantes involucrados en estas actividades tenían mejores actitudes y metas académicas, como mayor autoestima, mejores habilidades sociales y mayor motivación para aprender.
En otro estudio realizado por la Universidad de Minnesota se descubrió que los adolescentes que participaban tanto en deportes como en otras actividades extracurriculares tenían menos probabilidades de experimentar síntomas depresivos.
En conclusión, sí es importante que nuestros hijos participen en actividades extracurriculares, pero sin abusar.
Permitamos que puedan organizar su tiempo y elijan actividades significativas para su vida. Eduquemos chicas y chicos independientes con responsabilidad y no personas con poca iniciativa y que esperen que los papás siempre den el primer paso.