El internet y, especialmente, el uso de las redes sociales entre nuestros hijos ha creado una nueva dimensión de interacción social y amistad. Observo con gran tristeza cada vez más un deterioro en sus habilidades sociales.
Hoy simplemente a través de un texto interactúan y generan una «verdadera amistad». Pero cuando están cara a cara no pueden entablar una conversación sin que antes dependan del celular para mantener contacto con otros «amigos» a distancia.
Además existe otro factor que determina el pobre desarrollo de sus habilidades sociales: muchas mamás crean los grupitos de amigos cerrados de sus hijos para evitar que sean excluidos de los planes los fines de semana, evitando la oportunidad de abrir sus círculos de amistad.
Esta sobreprotección repercutirá en su futuro teniendo un grupo de amistades muy reducido. En mi experiencia observo una gran cantidad de chicas adolescentes con depresión porque sus mejores amigas se han alejado y no tienen la capacidad de formar nuevos círculos de amistad. Lo peor que le puede pasar a un adolescente es ser excluido por sus mejores amigos y la incapacidad para hacer nuevos.
Si muchos de sus amigos son similares a ellos en edad, nivel educativo o nivel socioeconómico, ciertamente no están solo. «Los seres humanos muestran una preferencia por interactuar con otros similares», señalan Miguel R. Ramos y sus colegas de la Universidad de Birminghamen en un artículo en Psychological Science.
Esta tendencia, conocida como homofilia, se cree que ayuda a la formación de redes sociales estrechas. Sin embargo, los estudios también muestran que muchos sentimos un impulso para conectar con diferentes tipos de personas. Este impulso podría, en teoría, darnos acceso a nuevos recursos, experiencias y oportunidades para colaborar con otros, adquiriendo una serie de beneficios sociales.
Me preocupa cada inicio escolar cuando se nos notifica que nuestro hijo está en un nuevo salón y sus mejores amigos están en otro. ¿Cuál es nuestra reacción? Vamos a la escuela y hablamos con el director o coordinadora de nivel y solicitamos el cambio inmediato hacia el salón de sus amigos. ¿Por qué les quitamos a nuestros hijos la oportunidad de experimentar y realizar nuevos amigos?
En el estudio realizado por el doctor Ramos sugiere que un equilibrio entre amigos que son «como nosotros» (al menos, en las cuatro formas consideradas en este estudio) y otros que son diferentes parece ser óptimo para el bienestar. Esto puede ser porque tal equilibrio satisface los impulsos para forjar conexiones con personas que son como nosotros (y también no como nosotros).
Es fundamental abrir el panorama de amistades de nuestros hijos y no limitarlos a un grupito prefabricado por los papás. Las habilidades de amistad se desarrollan ante la necesidad de crear nuevos vínculos de apego con personas que son afines, pero también con personas con distintos contextos que nos ayudan a enriquecernos.
Dados sus hallazgos, el equipo argumenta que es importante que los padres podamos crear ambientes sociales más diversos y no cerrados para nuestros hijos. Esto significa que rompamos ciertos paradigmas y demos la oportunidad a niños y adolescentes a que tomen el riesgo de hacer amigos por ellos mismos y desarrollen así sus capacidades sociales.
Dejemos que nuestros hijos tengan nuevos amigos. Fomentemos en ellos la capacidad de lograrlo.