Los «jovenazos» de la edad adulta, aquellos que superan los 60 años según la ONU y, en los países más avanzados, a partir de los 65 años, nos hallamos inmersos en una nueva etapa de la existencia.
Es crucial que aprendamos a reducir la velocidad de las acciones, seleccionar la opción que mejor se adapte a nuestras necesidades, realizar una planificación de metas a largo plazo y experimentar la dicha de una jubilación plena.
Quizá hayamos tenido éxito en nuestras primeras etapas de vida o fuimos personas con un rendimiento promedio. Independientemente de la situación actual es fundamental que nos esforcemos por tomar decisiones informadas para garantizar una etapa de jubilación sin contratiempos financieros.
La mayoría de los jubilados disfrutamos de lo que podríamos llamar la etapa más maravillosa al tener la oportunidad de disfrutar a nuestros nietos, algo que quizás no pudimos experimentar con nuestros hijos.
Recordamos con gratitud que muchos hemos cumplido nuestra misión de criar hijos responsables. Ya son mayores de edad que deben enfrentar y resolver sus desafíos sin depender de sus padres. De ahora en adelante, a menos que necesiten tu colaboración, sería conveniente que mantengas distancia.
No obstante, es importante tener en cuenta que, en ocasiones, ciertos progenitores experimentan inquietud ante la posibilidad de que los hijos se vean abrumados por el estrés o enfrenten un sufrimiento. Como resultado, no sólo destinan sus ahorros en el bienestar de sus vástagos, sino que llegan a recurrir a sus fondos de jubilación para cubrir esas necesidades.
Son unos abuelos sobreprotectores que continúan brindando protección para evitar no sólo que sus hijos adultos, sino también sus nietos y yernos, experimenten carencias. Comprendo la relevancia, sin embargo, es fundamental diferenciar entre ese apoyo y la sobreprotección.
En la actualidad son numerosos los abuelos que brindan apoyo financiero, incluso llegando a agotar sus ahorros. Colaborar con el desarrollo de sus hijos es nuestra misión, pero una vez alcanzados los 60 años es crucial comprender que su organismo experimenta un debilitamiento, lo que implicará una mayor necesidad de recursos financieros.
Observo con tristeza cómo un considerable número de personas de avanzada edad decide ceder la totalidad de sus bienes y fondos a sus hijos con el propósito de que disfruten de viajes o adquieran vehículos.Si en algún momento decide brindar apoyo a sus hijos es fundamental garantizar que cuente con los recursos para asegurar su bienestar durante la jubilación. No deberíamos entregar todo nuestro dinero y posesiones a nuestros hijos.