Hijos saludables
Lo que hagan o dejen de hacer nuestros hijos hoy tendrá un impacto en sus vidas. ¿Quién no desea que su hijo sea saludable en la adultez? Todos queremos lo mejor para ellos, pero es fundamental ayudarlos a tomar las mejores decisiones.
Es común preocuparnos por el uso del celular entre niños y adolescentes. Sin embargo, diversos estudios recientes, como el artículo «Digital Dementia in the Internet Generation: Excessive Screen Time During Brain Development Will Increase the Risk of Alzheimer’s Disease and Related Dementias in Adulthood» («Demencia digital en la generación de internet: el tiempo excesivo de pantalla durante el desarrollo cerebral aumentará el riesgo de enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas en la edad adulta»), indican que el uso excesivo de pantallas en la infancia y adolescencia podría tener consecuencias negativas en el desarrollo del cerebro a largo plazo y aumentar el riesgo de padecer enfermedades como el Alzheimer.
Si bien la tecnología ofrece ventajas, su mal uso se ha vinculado con trastornos por déficit de atención e hiperactividad, dificultades de aprendizaje, trastornos del sueño y daños en la salud emocional y social del niño. Para los padres, conocer estos riesgos y establecer buenos hábitos desde la infancia es clave para garantizar el bienestar futuro de sus hijos.
El proceso neurológico de un niño está en continuo desarrollo, y su cerebro es particularmente sensible a la sobreestimulación sensorial. Investigaciones señalan que pasar demasiadas horas frente a una pantalla puede alterar la estructura cerebral y afectar áreas relacionadas con el aprendizaje, la memoria y la regulación emocional. De hecho, el tiempo excesivo frente a pantallas se ha asociado con una reducción de la materia gris en regiones clave del cerebro, responsables de la toma de decisiones, la planificación, el control de los impulsos y el desarrollo de las habilidades socioemocionales.
Para mitigar los efectos negativos del uso excesivo de pantallas, es fundamental que los padres establezcan límites y fomenten actividades que impulsen el desarrollo cognitivo y social de sus hijos.
En este sentido, la Academia Americana de Pediatría recomienda prohibir el uso de pantallas en niños menores de 2 años y limitar su uso a un máximo de dos horas diarias con fines recreativos en aquellos que superan esta edad.
El uso de pantallas es una realidad, pero en la infancia su exceso puede afectar el desarrollo cerebral y aumentar el riesgo de deterioro cognitivo en la adultez. Para los padres, establecer límites y promover hábitos de vida saludables es una prioridad para garantizar un desarrollo adecuado.
Fomentar el juego al aire libre, la interacción social con sus compañeros y el hábito de la lectura, así como establecer rutinas de sueño saludables, pueden marcar la diferencia en la salud cognitiva y emocional de los niños a lo largo de su vida.