Me escribió una señora que vive en San Antonio que leyó el artículo del domingo pasado sobre consejos en época digital: «Doctor, leí su artículo y estoy muy preocupada de mis hijos. Tengo dos niños, de 6 y 8 años, y desde que se despiertan están con sus iPads y no lo sueltan todo el día.
«El mayor tiene problemas de conducta y aprendizaje en la escuela. Pobre atención, inmadurez, apatía, impulsividad y dificultades en su lenguaje, lectura y matemáticas. El pequeño muestra conductas desafiantes y poca independencia en sus hábitos. ¿Qué puedo hacer? Cuando les pido que no usen su iPad se enojan y me gritan».
Ahora sabemos que esos iPads, celulares y Xbox son una forma de droga digital. Ahora podemos entender cómo muchos pequeños, una vez sanos y felices, se han vuelto adictos y en estados catatónicos.
Hay una razón por la que los padres cautelosos con la tecnología son diseñadores e ingenieros de aplicaciones digitales. Steve Jobs era un padre de baja tecnología y sólo la permitía hasta que sus hijos cumplieran 16 años. Los ejecutivos e ingenieros de Silicon Valley inscriben a sus hijos en escuelas sin tecnología. Los fundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page, fueron a escuelas Montessori sin tecnología, al igual que el creador de Amazon, Jeff Bezos, y el fundador de Wikipedia Jimmy Wales.
Muchos padres entienden que las pantallas brillantes tienen un efecto negativo en los niños. Vemos las rabietas cuando los dispositivos son quitados y la atención errante se extiende cuando los niños no son estimulados por sus dispositivos. Peor aún: vemos niños que se vuelven aburridos y apáticos cuando no están conectados.
Investigaciones recientes muestran que afectan la corteza frontal del cerebro -que controla el funcionamiento ejecutivo, incluyendo el control de impulsos- de la misma manera que la cocaína. La tecnología es tan estimulante que eleva los niveles de dopamina, neurotransmisor más implicado en la dinámica de la adicción.
Peter Whybrow, director de Neurociencia en UCLA, llama a las pantallas «cocaína electrónica», y los investigadores chinos, «heroína digital». Existen estudios que muestran que las pantallas aumentan la depresión, la ansiedad, la agresión e incluso pueden conducir a características psicóticas donde el jugador de video pierde contacto con la realidad.
Según la Academia Americana de Pediatría, los niños de 8 a 10 años pasan ocho horas al día con medios digitales, mientras que los adolescentes pasan a diario 11 horas frente a las pantallas. Uno de cada 3 niños usa tabletas o teléfonos inteligentes antes de poder hablar.
Una vez que una persona cruza la línea de la adicción -de drogas, digital o de otro tipo- para desintoxicarse necesitan de terapia que pueda tener alguna posibilidad de ser eficaz y sin tecnología: la desintoxicación digital extrema incluso elimina la televisión.
La cantidad de tiempo prescrita es de cuatro a seis semanas, tiempo que se requiere para que un sistema nervioso hiperestimulado reinicie. Pero esa no es una tarea fácil en nuestra sociedad llena de tecnología.
¿Cómo evitamos que nuestros hijos crucen esta línea? No es fácil. La clave es evitar que tu hijo de 4, 5 u 8 años se enganche a las pantallas. Eso significa Lego en lugar de Minecraft, libros en lugar de iPads, naturaleza y deportes en vez de televisión.
Tenga conversaciones con su hijo sobre por qué está limitando su acceso a la pantalla. Cene con ellos sin dispositivos electrónicos en la mesa, al igual que Steve Jobs solía tener cenas sin tecnología con sus hijos.
No sea víctima del «Síndrome de los Padres Desconectados de los Hijos».