Esta semana he recibido decenas de mensajes y correos expresando sentimientos de soledad y se ha acentuado más por el aislamiento que se está viviendo por el coronavirus. Algunos correos: “Me siento encarcelada entre cuatro paredes y necesito salir con mis amigas y me estoy volviendo loca.” “Maestro, sé que debo tener cuidado, pero me urge estar y platicar con mi familia. Estoy entrando en un estado de depresión porque necesito convivir con alguien.” “Quiero salir con mis amigas, pero ninguna quiere. Me siento muy sola.” La soledad es una epidemia moderna con tanta conectividad. En Inglaterra se estima que 9 millones de sus habitantes en un estudio realizado en el 2017 por Jo Cox Commission. Una de las causas del incremento de sentimiento de soledad entre las personas es el uso excesivo y exclusivo de relaciones humanas en redes sociales. Se pierde la capacidad de interactuar en persona (cara-cara) deteriorando las habilidades sociales. Esta patología se ve acentuada en los últimos días por el riesgo del contagio del covid-19. La soledad se ve acompañada de aislamiento que provoca mayor un mayor sentimiento de abandono emocional.
Según la página web Mental Health Charity MIND, Las raíces de la profunda soledad se relaciona por la falta de amor desde la niñez, entonces en la vida adulta continúan con sentimiento de abandono y carencia de amor en sus relaciones y cn ellos mismos.” Sentirse solo debe superarse ya que 4 de cada 10 personas con depresión porque se sienten solos. La soledad no depende del número de amigos o falta de afecto de la familia. La soledad no es la falta de compañía sino el sentimiento de uno mismo en relación con los demás. Una persona puede tener una gran cantidad de amigos y ser muy amado por la familia y sentirse solo. La soledad es una “falta de conexión” de mi persona con los demás. Pueden estar presentes física y cercanamente y todavía tener un gran vació social y emocional. La “conexión” empieza con una valoración de mi persona sin depender de la aprobación de los demás. En otras palabras, primero necesito conectarme positivamente conmigo mismoy evitar hablarnos internamente con palabras absolutas negativas o depreciarme. Aprendamos y enseñemos a nuestros hijos a hablarse correctamente. Si un día llega y te dice: “Mamá, yo nunca tendré amigo.” Parafraseemos y digamos: “Hijito, no digas que nunca tendrás un amigo. Mejor di hoy Juanito no quiso jugar conmigo.”
A continuación, les presentaré algunas sugerencias prácticas para evitar sentirnos solos en este aislamiento:
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