En los últimos años nos hemos quejado de que tenemos hijos cada vez más frágiles, vulnerables y con grandes riesgos de tomar malas decisiones. Ha aumentado el número de casos de niños y adolescentes con problemas de ansiedad, depresión, baja autoestima, impulsividad, desobediencia, apatía para la escuela, poca tolerancia a pequeñas frustraciones, falta de persistencia...