La semana pasada recibí un correo electrónico de una mamá sobre mantener económicamente a los hijos adultos: “Maestro, ¿no sé que hacer? Tenemos 2 hijos, una chica de 28 años casada y un chico de 26 años soltero que trabaja, que seguimos manteniendo y gastando nuestros pequeños ahorros. Nuestra hija se casó hace 2 años y le permitimos que se quedara en una casita que estábamos rentando y ahora no recibimos ningún ingreso de esa casa. Además, seguimos pagando su tarjeta de crédito y celular alrededor de 15 mil pesos al mes. Mi otro hijo terminó su carrera hace 1 año y gana poco en su trabajo. Le dimos carro, pagamos su mantenimiento y gasolina, constantemente le damos dinero para que salga con sus amigos, pagamos su tarjeta de crédito y celular. Lo poco que gana, lo junta y se va con sus amigos de vacaciones cada 3 ó 4 meses. No ahorra y gastamos con él cerca de 20 mil pesos al mes. Todo esto lo hacemos para ayudarlos y no se vean apurados hasta que logren estabilizarse, pero no veo ningún esfuerzo extra para salir adelante. Parece que viven en la comodidad y seguridad que los seguiremos manteniendo. ¿Hasta cuándo?”
Los padres buscamos lo mejor para nuestros hijos y preferimos privarnos nosotros que nuestros hijos sufran. Los padres Baby Boomers, nacidos entre 1950 a 1970, tenemos la misión proteger de cualquier adversidad a nuestros hijos y estamos dispuestos de vivir en la miseria con tal que no les falte nada. Conozco historias muy parecidas que entregan su casa a su hijo casado y se van a vivir a un pequeño departamento o mantienen financieramente o pagan las vacaciones a sus nueros y nietos para mantener a la familia “unidad” y sin carencias.
Muchos papás sienten la responsabilidad de mantener económica a sus hijos adultos, a pesar de que ya terminaron universidad, trabajan o están casados. Y esto no solamente pueden producir inestabilidad financiera a los padres sino además producen hijos apáticos, sin el hábito del trabajo duro y con muy pocas aspiraciones porque están confiados que pase lo que pase siempre estarán detrás de ellos apoyándolos. La Dra. Stephanie Coontz, directora del Centro de Investigación del Council on Contemprary Families, comenta: “No ha habido ninguna generación de padres, a través de toda la historia de la humanidad, que gastan tantos recursos materiales y económicos en sus hijos adultos.” Si reflexionamos un poco, cuál ha sido el papel de los hijos adultos a través de los años: Independizarse, trabajar, formar una familia, ganar dinero, apoyar a sus padres o al menos no estorbar. ¿Por qué los hijos adultos esperan o exigen que sus papás los sigan manteniendo el resto de sus vidas? Los hijos están jóvenes y tienen mucho tiempo para hacer iniciar y crecer su propio patrimonio, en cambio los padres su tiempo de vida laboral es más corta. ¿De qué vivirán cuando no puedan seguir produciendo? ¿Sus hijos los ayudarán? Creo que no si nunca ellos tuvieron el hábito de trabajar y ahorrar.Papás debemos ser como el águila. Hay que llenar de plumas el nido para que el polluelo no se lastime con sus ramas,pero cuando empiece a crecer hay que tirarlas para obligarlo a salir del nido y busque su propio sentido y vida. Papás no esperen que nuestros hijos nos ayudarán financieramente. Según la Dra. Coontz afirma que solamente el 10% lo harán. Entiendo que los costos son más altos y los sueldos más bajos que hace 50 años, pero con mayor razón debemos educar con hábitos de resiliencia, trabajo duro, iniciativa, tolerancia a las frustraciones y superación sin importar las dificultades. Hay que apoyarlos, pero no mantenerlos.Apoyar significa darles un empujón para aventarlos a volar y mantenerlos es llenarlos más de plumas para que no sufran y por supuesto jamás saldrán del nido.
Familia21
Sección Vida
Periódico El Norte