«Estoy languideciendo»

Mi hijo, por mucho tiempo, especialmente en la pandemia, no tenía ganas de ir a la escuela, no sabía qué quería de su vida, decía que su vida no tenía sentido, tampoco sus amigos, deporte, hobbies y escuela. Pensábamos que tenía depresión, pero el terapeuta nos dijo que padecía ‘languidez’. ¿Qué es languidez?».

Según el doctor Adam Grant, psicólogo organizacional de la Universidad de Wharton y autor del libro Piénsalo Otra Vez, languidez es como una sensación de estancamiento y vacío. Se siente como si estuvieras arrastrándote para pasar los días, mirando tu vida a través de un parabrisas empañado.

Una de las causas más importante es el encierro y aislamiento que hemos tenido en los últimos dos años por la pandemia. Muy probablemente este estado de ánimo estuvo presente en nuestros hijos durante el 2021, así que, papás, debemos estar atentos porque la salud mental es quizás la pandemia más severa detrás del Covid 19.

El aburrimiento y el sentimiento de monotonía son síntomas importantes de languidez. Muchos papás minimizamos la falta de energía de nuestros hijos y los justificamos pensando que se debe a la pubertad.

No podemos ignorar su salud mental, ya que esta ausencia de bienestar emocional puede empeorar y convertirse en cuadros de ataques de pánico, soledad, ansiedad, depresión y hasta pensamientos suicidas.

Por varios meses, durante el 2021, observaba en muchos de mis alumnos universitarios falta de atención y concentración en clase. Muchos de ellos se pasaban despiertos hasta tarde en sus redes sociales o viendo series de televisión que ya habían visto antes.

Y en vez de levantarse a las 8 ó 9 de la mañana, se quedaban en cama hasta la una de la tarde, simplemente despiertos o viendo su celular. No tenían depresión, pero no sentían alegría de levantarse y estaban sin rumbo. A esto se le llama languidecer.

Aprendimos que los cubrebocas y gel antibacterial nos ayudan a protegernos, pero sabemos ¿cómo hacer un escudo para defendernos del aislamiento social y emocional? Creo que lo primero es reconocer este síntoma.

Generalmente, cuando nos preguntan: ¿Cómo estás?. Respondemos: Muy bien. Imaginemos que respondemos: Sinceramente, estoy languideciendo. Éste sería el primer paso para encontrar nuestro bienestar emocional. Cuando agregamos la palabra languidez en nuestro léxico, empezamos a identificarla y podemos evitarla más fácilmente.

¿Cómo superar la languidez? El doctor Grant propone tener pequeñas metas, tareas y proyectos que den sentido a cada momento de la vida diaria, como terminar de leer el capítulo pendiente, poder ejecutar una pieza musical, poner en orden el clóset, entre otras actividades que nos hagan sentir bien.

Lo importante es tener «flujo» para prevenir la languidez. El «flujo» significa estar siempre en movimiento, no dejar de hacer las cosas cotidianas como desayunar, ir a la escuela o trabajo, practicar un deporte, estar en familia o dormir.

Lo peor es detenernos y decir: «Voy a tomar un break (descanso) de un semestre para saber si eso es lo que quiero estudiar».

Encontrar nuevos retos y un trabajo significativo son los mejores remedios contra la languidez.

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