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En el mes de mayo pasado un grupo de estudiantes de secundaria por su graduación fueron a Europa. A los pocos días una chica tuvo que regresar a Monterrey porque presentaba síntomas de depresión. Y el motivo porque no recibía “likes” en sus redes sociales. Desde que salió a Europa subía una gran cantidad de imágenes y videos mostrando lo bien que se la estaba pasando y esperando recibir reconocimiento y aprobación de sus compañeros y amigos. Sin embargo, al pasar los días no recibía suficientes “likes” y en cambio, se burlaban de ella que no era tan popular como esperaba. Se la pasó toda la primera semana en Europa llorando hasta que decidieron que regresara y su terapeuta diagnosticó depresión.
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El martes pasado se celebró el Día Mundial de la Prevención del Suicidio y cuya causa, según los expertos, es la depresión. En muchos países del mundo, el suicido es la causa número 3 entre los adolescentes, sin embargo, en España se ha convertido en la primera causa de muerte no natural. En los últimos años, en México ha aumentado hasta colocarse el suicidio como la segunda causa de muerte entre los adolescentes después de los accidentes automovilísticos.
Debemos evitar que el suicidio se convierta en el principal motivo de muerte entre nuestros adolescentes y buscar estrategias efectivas para disminuir la depresión entre ellos. En un artículo publicado hace unas semanas por Journal of Abnormal Psychology explicó que el aumento de depresión, ansiedad y pensamientos suicidas está muy relacionado al uso de redes sociales entre los adolescentes. Es común que su autoestima y autovaloración dependa de los “likes” y comentarios de sus pares. La comparación es crítica entre ellos: “¿Por qué ellos sí tienen y yo no?” Otro factor importante es déficit de sueño.
La Fundación Nacional del Sueño en los Estados Unidos afirma que la falta de sueño es una de las raíces más importantes del trastorno de la depresión. Recomiendan que nuestros adolescentes duerman un promedio de 9 horas diarias. Sin embargo, la mayoría duerme entre 4 a 5 horas ocasionando un desequilibrio en los neurotransmisores cerebrales, como la serotonina y dopamina, produciendo estados de dispersión, apatía y nostalgia. Otro factor importante es sentimiento de soledad. ¿Cómo es posible que el adolescente se sienta solo cuando tiene miles de “amigos” en sus redes sociales? En un estudio realizado por el Dr. Brian A. Primack titulado Social Media Use and Perceived Social Isolation Among Young Adults in the U.S. (El uso de redes sociales y la percepción de aislamiento social entre adolescentes en los Estados Unidos) encontró quienes pasan más de 2 horas diarias en sus redes sociales presentan el doble de riesgo de ansiedad, depresión y pensamientos suicidas. Seamos padres fuertes y con valor para tener hijos capaces de enfrentar adversidades y salir adelante. Evitemos solucionarles todos sus problemas.
No hagamos grupitos de amigos para evitar que los dejen fuera de los planes los fines de semana, no a los grupos de mamás de WhatsApp de tarea para conseguirla cuando no la traiga y menos, hacerles la tarea porque “Pobrecitos” no tienen tiempo para sus videojuegos. Cada vez que les solucionamos un problema, les enviamos el mensaje: “Pobrecito, no puedes y eres incapaz de resolverlo por ti mismo. Por eso aquí estoy.” Estamos creando una generación con tanta fragilidad que con el más pequeño contratiempo se quiebran como la más fina porcelana.
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Familia21
Sección Vida
Periódico El Norte
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