No saben o no quieren saber

La mayoría de los padres estamos tranquilos y contentos al ver que nuestros hijos han regresado a la escuela en forma presencial y están aprendiendo de nuevo. Pero la mayoría no estamos bien informados sobre lo lejos que están ellos de su nivel académico, cognitivo, social y emocional.

Las maestras de preescolar reportan niños con menor madurez en su desarrollo lingüístico y adaptativo en los salones de clase. Por su parte, los educadores de primaria están preocupados por las deficiencias de los estudiantes en habilidades básicas académicas como lectura, matemáticas y hábitos escolares.

Los docentes de secundaria no solamente reportan un gran rezago educativo en sus alumnos, sino también un incremento de problemas de relaciones sociales y empatía, especialmente relacionados al bullying.

Las prepas y universidades han reportado durante este semestre que han tenido el peor perfil de ingreso académico en los últimos años. Más de la mitad de los alumnos de primer semestre no cumple con los requerimientos mínimos de desempeño como muy pobre comprensión lectora y dominio básico de las matemáticas. Además, más de la tercera parte sufre grandes problemas de salud mental como ansiedad, depresión, baja autoestima, soledad, apatía, adicciones y carencia de metas en la vida.

En un estudio publicado hace seis meses en Estados Unidos con respecto a las creencias o percepciones escolares que tienen los papás en sus hijos se emiten los siguientes resultados: el 75 por ciento piensa que sus hijos están bien preparados para tener éxito en la universidad y profesionalmente; el 80 por ciento está muy confiado en que sus hijos tienen una buena formación académica y más del 80 por ciento cree que sus hijos son muy buenos estudiantes porque obtienen promedios arriba de 85 y muy pocos o ninguno reprueba.

También, más del 90 por ciento piensa que su desempeño en lectura y matemáticas es arriba de lo esperado, y casi el 80 por ciento de los papás opina que sus hijos tienen los conocimientos, habilidades y competencias para tener éxito en el mercado laboral.

En los últimos años, las escuelas han reportado un incremento en los promedios de las calificaciones donde un 100 era ganado por muy pocos o ningún estudiante y, hoy, la gran mayoría tiene promedio arriba de 90. Muchos papás no se explican cómo su hijo tiene problemas en matemáticas en la preparatoria si siempre fue el mejor estudiante en primaria y secundaria.

Muchos papás no queremos ver la realidad académica de nuestros hijos y los queremos proteger en una burbuja que estallará en grados superiores. El año pasado, en una escuela, una niña de quinto grado de primaria solamente asistió 15 días en todo el año escolar y, claro, la maestra propuso que repitiera el año, pero la mamá, con gritos y amenazas, obligó a la directora a que diera el pase.

Papás: abramos los ojos y ayudemos a nuestros hijos a adquirir las capacidades básicas emocionales, cognitivas y académicas para que tengan éxito no solamente en el ambiente escolar o profesional, sino en la vida y en lo personal. Vivimos un ambiente de permisividad en la familia, escuela, trabajo y sociedad y esto creará una generación de chicos con pocas habilidades para sobrevivir un mundo cada vez más feroz y tóxico.

Seamos valientes para educar hijos fuertes que, sin importar el rumbo que elijan, tenga éxito y no hijos exitosos en camino simulado y preparado para que no tengan tropiezos.

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