No me falta nada

Esta semana se me acerca una alumna y me dice: “Maestro, no sé que me pasa. Soy buen estudiante, tengo actividades de servicio a los demás, hago las cosas que quiero hacer, pero nada me entusiasma y me atrae. Hago las cosas y me va muy bien, pero me siento muy triste, no tengo motivación y mi vida es insípida.” Nos enfrentamos a una generación llena de libertades y privilegios, pero sin unsentido significativo a sus vidas. Tienen el mundo en sus manos, han viajado a muchas partes del mundo, tienen miles de “amigos” en sus grupos de WhatsApp y redes sociales, se la pasan cada fin de semana en reuniones sociales, estudian una carrera profesional, tienen una familia unida, sin embargo, su vida en insípida. ¿Qué les falta? Quizás la respuesta es: NO LES FALTA NADA. Y muy probablemente este es su problema, necesitan experimentar carencias para revalorar lo que tienen. Una persona que tiene todo, no necesita nada, y este es el problema. Confucio, filósofo chino, decía que “todo ser humano debe experimentar un poco de hambre y frío para producir motivación y esfuerzo para cubrir estas necesidades básicas. El impulso tiene su origen en la carencia. No lo tengo, entonces me muevo a conseguirlo. Hay otro refrán popular que dice: Valoramos hasta que no lo tenemos. Vivir carencias es una forma de impulsar o motivar nuestras vidas a conseguirlo, en otras palabras, nos da un sentido de vida. Le pregunté a mi alumna: “¿Qué te falta en tu vida?” Y me respondió: “Maestro, creo que nada. Tengo todo: Amigos, fiestas, carro, familia, escuela, permisos y viajes. No me falta nada.” Le comenté que necesitaba encontrar carencias y necesidades en su vida para la impulsara a luchar por satisfacerlas. Observé que presentaba síntomas de depresión: apatía, falta de energía y esfuerzo, tristeza, sin sentido de vida y cansancio. A los 20 años todos queremos comernos el mundo y nos falta tiempo para vivirlo plenamente. Percibo más universitarios con actitudes de indiferencia, no hacia el mundo, sino hacia ellos mismos. ¡Qué triste! Me dicen: “Mi vida es X.” No encuentran o  son superficiales sus razones para qué vivir.

¿Qué podemos hacer? Evitemos excesos y satisfacer sus deseos en forma inmediata. La experiencia de “no tenerlo” es un impulso para desearlo y luego el esfuerzo y trabajo para obtenerlo.  Si nuestros hijos tienen una gran necesidad de tener el último videojuego o celular, cuál sería nuestra mejor respuesta como papás.  ¿Comprárselos inmediatamente para que no sean excluidos por sus amigos? O ¿Cumplir con cierto número de expectativas para que lo puedan ganar? La carencia les dará una razón por qué vivir y luchar.

Papás debemos estar preocupados cuando nuestro hijo nos dice: “No me falta nada”, entonces para qué luchar si tienen satisfechas todas sus vidas, No hay ilusión y esfuerzo para vivir. En cambio, si expresa: “Papá, me falta…”, entonces podemos estar tranquilos porque existe una aspiración de vida y pondrá los medios para lograrla. Prefiero más que mi hijo me diga: “Papá, me falta… crecer, aprender más, ser mejor, ser profesionista, tener una familia o una casa.” Que me diga: “Papá, no me falta nada.”

 

Familia21

​​Sección Vida​​

Periódico El Norte

1 comentario

  1. Diana Navanoviembre 11, 2019

    Realmente una excelente reflexión!!! Nada más cierto q criar con carencias es la mejor manera de criar!!!

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