Niños ‘Polares’

Hoy celebramos el Día del Niño y la Niña para recordar que los pequeños son el grupo más vulnerable y que sufre más las crisis y los problemas de la familia y del mundo.

Igualmente es un día para reconocer sus derechos y concientizarnos para trabajar cada día por su bienestar y desarrollo integral. Sin embargo, en los últimos años nos enfrentamos a una generación con más problemas de salud física, mental, emocional.

El pasado 25 de abril se publicó Generations, libro de Jean Twenge, psicóloga de la Universidad Estatal de San Diego, en el que define las diferencias entre las generaciones Z, Y, X, Baby Boomers y Silenciosa. En este libro introduce el concepto de generación de Niños «Polares», nacidos entre los años 2013 y 2029.

¿Por qué les llama Polares? Porque experimentaron el Covid-19 y se aislaron del mundo por poco más de dos años. En otras palabras, hibernaron como los osos en sus casas y recámaras, se aislaron social y físicamente, y su único contacto con el exterior fue a través de la tecnología y el internet.

Esta semana tuve la oportunidad de dar una conferencia en Montemorelos y me saludó una maestra. Me dijo: «Los niños de 3 a 6 años son distintos antes y después de la pandemia. Previo al Covid-19 podía motivar a los niños de kinder con actividades como pintar, jugar con plastilina y recortar, pero después de la pandemia expresan después de pocos minutos que están aburridos o cansados, y me piden que mejor utilicemos la tableta o iPad».

Estos niños que pertenecen a la generación Polares que, tras más de dos años de aislamiento, incrementaron la dependencia a la tecnología sobreestimulando con una gran cantidad de información y dopamina sus cerebros, habituándolos a activarse luego de recibir sobrecarga de incentivos a través de celulares y tabletas.

Cuando nacieron los primeros Polares, la mayoría de los papás y mamás ya tenía celular y usaba redes todos los días. Alrededor de tres años antes del nacimiento de esta generación surgieron tecnologías y aplicaciones que nuestros hijos no solamente conocen, sino que las utilizan en edades muy tempranas, como el iPad, Instagram, WhatsApp, Snapchat y Uber.

Los niños aman los celulares y tabletas porque la mayoría de los papás los usan y, desde pequeños, se las compartían para ver caricaturas o videos estimulantes para sus cerebros.

Un estudio realizado en Estados Unidos encontró que tres de cuatro niños tenían su propia tableta durante el Covid. Además, uno de cada cada cinco menores de ocho años era propietario de un celular y, a los 11 años, más del 80 por ciento. En el 2021, niños de entre 8 y 12 años pasan seis horas diarias frente a una pantalla, casi el mismo tiempo que están en la escuela. Esto es una hora más que el promedio en el 2015.

El problema es que los niños remplazan actividades como jugar, leer, practicar un hobby, hacer ejercicio, socializar o estar con la familia al ver una tableta. Como consecuencia, una característica de los niños Polares son problemas de sobrepeso y de salud física. Claro que muchos papás están muy contentos porque los riesgos de que sus hijos sufran un accidente por jugar ha disminuido, pero a qué costa: menor salud física, menor atención y concentración, poca tolerancia a las frustraciones, dificultades para controlar sus impulsos y poca motivación.

Saquemos a nuestros hijos Polares de sus cuevas y que tengan la oportunidad de aburrirse, sin depender de la tecnología, para habituar a sus cerebros nuevamente a activarse con actividades simples. Para que, en resumen, sean felices.

1 comentario

  1. SilviaPmayo 4, 2023

    Cuando estábamos en Pandemia se hablaba de efectos post-pandemia relacionados con la salud mental por el encierro, lo que no me imaginaba era el efecto de que los niños y jóvenes estuvieran encerrados con acceso ilimitado y no supervisado de pantallas (llámese videojuegos, redes sociales, tik tok, etc) y se siente como si uno de papá estuviera contracorriente al tratar justamente de hacer lo que comenta al final, de que los hijos vuelvan a conectar con los amigos cara a cara y jugando al aire libre, son pocos los papá que intentan eso, es más fácil y cómodo que sigan embrutecidos y calladitos.

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