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¿Cuántas veces en nuestras vidas necesitamos hacer cosas que no queremos o disfrutamos? ¿Cuántos de nosotros nos hemos enfrentado a maestros aburridos o clases inútiles? ¿No queremos levantarnos para ir a trabajar? ¿Preparar el desayuno a los hijos? ¿Soportar al jefe sus arranques de enojo? Muchos estudiantes necesitan leer libros aburridos o atletas entrenar haciendo rutinas repetitivas para mejorar su rendimiento físico. Hay una gran cantidad de ocupaciones monótonas como contestar el teléfono o ensamblar productos. Cuando la actividad es aburrida se requiere esfuerzo mental llamado autorregulación que focaliza la energía no en la emoción sino en esfuerzo para lograr metas a largo plazo. Y mi pregunta es ¿cuántos papás estamos desarrollando la capacidad de permanecer o persistir sin importar lo atractivo o motivante que sea la tarea?
Esta capacidad de autorregulación le ayuda a nuestros hijos a lograr metas a largo plazo (bajar 15 kilos en un año) o a corto plazo (quemar 300 calorías en la caminadora). Los retos pueden ser el inicio de tarea (levantarse un poco más temprano para ir a caminar), inhibición de tentaciones (no comer un delicioso pedazo de pastel de chocolate) o persistencia (leer 15 minutos más, aunque el material sea aburrido). Necesitamos desarrollar en nuestros hijos la capacidad de enfrentar con trabajo duro actividades aversivas o no motivantes. Cada vez observo en mis estudiantes actitudes de abandono ante el más mínimo obstáculo en su vida universitaria. Un estudiante me comentaba: “La primera carrera que empecé a estudiar fue Arquitectura, pero a los 3 semestres la dejé porque había varias materias aburridas. Desde entonces he cambiado 4 veces de carrera. Ahora quisiera estudiar nuevamente Arquitectura porque creo que es mi vocación”. ¿Cuántos de nuestros hijos han dejado a mitad o no han terminado de lograr un objetivo porque no tienen la capacidad de persistir en la tarea sin importar lo difícil o aburrido que sea? Muchos de ellos me han comentado: “Sería diferente si hubiera continuado”.
En un estudio publicado por la Dra. Marie Hennecke titulado “Doing Despite Disliking: Self-regulatory Strategies in Everyday Aversive Activities” (Haciendo a pesar de no querer: Estrategias autorregulatorias en actividades aversivas todos los días) en la revista European Journal of Personality en diciembre del 2018 identifica las 3 mejores estrategias para enfrentar con éxito retos desagradables:
1. Pensar positivamente en sus consecuencias al lograr la meta. Un ejemplo: “Mamá no quiero hacer la tarea. Está muy aburrida” “Hijito sé que no te gusta la tarea, pero piensa en tu graduación de secundaria por haber cumplido con tus tareas.”
2. Monitorear el progreso y una meta a la vez. Un ejemplo: “Hijito piensa que tu meta está más cerca para terminarla. Mira todo lo que has hecho. Falta menos.”
3. Regular tus emociones negativas. Un ejemplo: “No quiero estudiar. No estoy de humor.” “Hijito piensa que es un reto que te pone la vida y lo puedes vencer. Mírate al final del camino y no en el principio. Piensa en la satisfacción de terminarlo.”
Una de nuestras misiones más importantes como padres es formar hijos con la capacidad de autorregularse para hacerlos independientes y capaces de conquistar cada una de sus metas en la vida. Ya lo decía el gran filósofo griego Platón: “La conquista de sí mismo es la mayor de las victorias”.
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