Del recreo a la vida

Millones de niños y adolescentes regresan a la vida académica y a sus rutinas de clases, tareas y recreo. La escuela se ha considerado uno de los lugares más importantes para la formación de futuros profesionistas. La mayoría de los centros educativos buscan innovaciones curriculares para prepararlos a los nuevos retos del siglo XXI. Hace días leí tu artículo publicado en el mes de marzo pasado titulado “From playground risks to college admissions: Failure helps build kids’ resilience” (De los riesgos del patio a la admisión de universidad: El fracaso ayuda a la resiliencia de los niños) por la Dra. Sheri Madigan de la Universidad de Calgary en Canadá enfatiza el peligro de sobreproteger a los niños de experiencias negativas pequeñas y sus consecuencias en su salud mental y emocional. 

El año pasado (2018) descubrieron un gran escándalo en varias universidades americanas de mucho prestigio que los papás pagaban ciertas cantidades de dinero para que fueran admitidos. ¿Por qué algunos padres de familia se valían de artimañas para garantizar el éxito de sus hijos? ¿Por qué los papás solucionan todos los problemas de sus hijos hasta los más mínimos? La misión más importante de muchos padres hoy es proteger a sus hijos de experiencias negativas y fracaso porque piensa que esto afectará a su autoestima. Cuando es todo lo contrario. El cerebro es un músculo que se fortalece con la práctica y ejercitación. Si deseo que mis hijos sean resilientes y puedan salir adelante ante cualquier obstáculo, hay que entrenarlos con pequeños retos y fracasos para que al caer ante un problema sean capaces de levantarse y seguir luchando hasta lograr sus metas. Mantenerlos en una burbuja aislada y protegida de todos los golpes que da la vida solamente estamos creando niños y adolescentes frágiles, con grandes problemas de salud mental, poca satisfacción hacia la vida y muy baja autoestima. El mensaje es claro: “Mi hijo no sabe o no puede.” La señal es muy directa hacia los hijos: “Eres un inútil e incapaz de hacerlo solo.” ¿Cuántos papás de hijos universitarios les hablan cada mañana para levantarlos y no lleguen tarde a sus clases? Conozco muchos. 

Cuando el muchacho fracasa, aprende y construye su confianza y autoestima para enfrentar desafíos y superarlos. El recreo y el juego son excelentes oportunidades para desarrollar la habilidad de resiliencia. Son mis capacidades contra los otros, tolerar la derrota, desarrollar habilidades sociales de competencia y compañerismo, sentimiento de logro personal, tolerar el estrés de la presión de ganar, ser lastimados y seguir jugando y otras habilidades que adquieren en el recreo.  

El Dr. Tom Buchanan en su artículo “Padres helicópteros (sobreprotectores) y su efecto en el bienestar” encontró que estos padres tienen consecuencias negativas en la vida de sus hijos: Mayor incidencia a la depresión y ansiedad y uso de medicamentos por su pobre capacidad de controlar sus impulsos y focalizar lo que es importante en la vida. Desafortunadamente, muchos papás no dejan que sus hijos tengan actividades lúdicas en sus recesos por miedo que puedan lastimarse. ¿Cómo aprenderá un hijo a levantarse anteuna adversidad, si jamás los dejamos que caigan? 

 

Periódico Vanguardia

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